Lady Bird

Es la conexión prácticamente instantánea con la encantadora prota de esta peli la que ha conseguido que este pequeño milagro se deslice bajo la piel.

El debut en solitario tras las cámaras de Greta Gerwig deja patente su capacidad para proyectar una deliciosa mirada nostálgica a la adolescencia sin caer en el artificio.

Una especie de casi-autobiografía llevada a cabo con cautivadora modestia, transportándonos a un ya lejano 2003 mientras nos empapa de una nostalgia natural.

Una peli que invita al suspiro melancólico y la sonrisa cómplice mediante la más simple y llana cotidianidad.