
La tumba de María Zambrano
Sobre el escenario, nos espera, más que una obra, un poema escénico. La tumba de María Zambrano (pieza poética en un sueño) tiene más de sueño que de biopic documental de la filósofa malagueña.
En el epitafio de la tumba de María Zambrano se pueden leer las siguientes palabras: Levántate, amiga mía, y ven. Un niño hambriento se refugia en el cementerio y las pronuncia invocando a Zambrano quien le dará de comer. En esta representación, María intentará desesperadamente encontrar la última palabra, aquella que seguía buscando en 1988 cuando se convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Cervantes: la palabra perdida, la palabra única, secreto del amor divino-humano. Una palabra que nos alimente ante la incertidumbre social y política en que vivimos: paz.
Todo transcurre en un paisaje onírico lleno de símbolos: la raíz, el laberinto, la espiral, el limonero que da limones de Proust. La sombra de los gatos se proyecta en las lápidas, el tiempo da vueltas sobre sí mismo y regresa la Zambrano niña a la que su padre le dice dictados, mientras las botas del terrible fascista hacen retumbar la escena como hicieron retumbar Europa en tiempos de la pensadora.