Ghadi

Entretenida y conmovedora producción libanesa la que se nos presenta para esta tarde de domingo.

Fue recibida por parte de la crítica de forma dispar. Algunos la han comparado con la mítica Amélie, aquella fábula de hoy habitada por Audrey Tautou quien estaba obsesionada en conceder a los demás la felicidad que ella no conoció en su infancia. Pero cabría quizá hablar más bien de resonancias berlanguianas.

Ghadi agrupa elementos para ser un filme rebosante de arquetipos y buenas intenciones. Sin embargo, Amin Dora sabe transformarlo en irónica metáfora sobre la credulidad de las masas, aunque en este caso el objetivo sea mejorar un entorno social habitado por una galería de personajes -como se afirma en el film- «unidos por la envidia y el cotilleo».

El protagonista se convierte en un notable pianista y profesor de música. Se casa con su novia de siempre. Tienen dos hijas y después, por fin, nace un varón . Es un niño con síndrome de Down. Un ser diferente y molesto para quienes no respetan a nadie. Aunque tal vez se exceda en la parte final, Ghadi es un singular retrato de la condición humana.